viernes, 7 de febrero de 2014

Gabriel García Márquez

TRES MINICUENTOS

1
Un niño de unos cinco años que ha
perdido a su madre entre la muchedumbre
de una feria se acerca a un agente de la policía y
le pregunta: "¿No ha visto usted a una señora
que anda sin un niño como yo?".

2
Mary Jo, de dos años de edad, está
aprendiendo a jugar en tinieblas, después de
que sus padres, el señor y la señora May, se
vieron obligados a escoger entre la vida de
la pequeña o que quedara ciega para el resto
de su vida. a la pequeña Mary Jo le sacaron
ambos ojos en la Clínica Mayo, después de
que seis eminentes especialistas dieron su
diagnóstico: retinoblastoma. A los cuatro
días después de operada, la pequeña dijo:
"Mamá, no puedo despertarme... No puedo
despertarme".

3
Es el drama del desencantado que se arrojó
a la calle desde un décimo piso, y a medida
que caía iba viendo a través de las ventanas
la intimidad de sus vecinos, las pequeñas
tragedias domésticas, los amores furtivos, los
breves instantes de felicidad, cuyas noticias no
habían llegado nunca hasta la escalera común,
de modo que en el instante de reventarse contra
el pavimento de la calle había cambiado por
completo su concepción del mundo, y había
llegado a la conclusión de que aquella vida
que abandonaba para siempre por la puerta
falsa valía la pena de ser vivida.

José Raúl Jaramillo

TRES CUENTOS:

1. Escultor

Tras esculpir la estatua, se dedicó a
acariciarla para insuflarle vida y buscar que
le sirviera de amorosa, cálida compañía.
Después de muchas horas de intentarlo,
la estatua cobró movimiento y se encontró
acompañada por un cuerpo yerto, que había
abandonado el calor y la actividad y toda
manifestación de vida.

2. Foto

Sentado frente a la cámara fotográfica,
adoptó su mejor sonrisa. Cuando sonó el
obturador y se encendió una luz, sintió que era
absorbido por el ojo mágico que lo observaba
desde el principio sin parpadear.
Cuando fueron a buscarlo en el oscuro
cuarto, solo encontraron su ropa.

3. Luz

Concluyó que bien valió la pena ser ciego
de nacimiento para estremecerse-un instante
antes de fallecer-ante la esplendente luz al
final de un túnel.